Especialidades Y Patologías

PATOLOGÍAS DE CADERA

La artrosis, a veces llamada “artritis por uso y desgaste”, es una afección común que afecta a muchas personas a medida que envejecen. Puede ocurrir en cualquier articulación del cuerpo pero, con mayor frecuencia, se presenta en articulaciones que soportan peso, como la cadera.

La artrosis de cadera causa dolor y rigidez. Esta afección puede hacer que le resulte difícil hacer actividades cotidianas como inclinarse hacia adelante para atarse el cordón de un zapato, levantarse de una silla o hacer una caminata corta.

Debido a que la artrosis empeora gradualmente con el paso del tiempo, cuanto más pronto comience el tratamiento, más probabilidades tendrá de disminuir el impacto que tenga en su vida. Aunque la artrosis no tiene cura, hay muchas opciones de tratamiento que pueden ayudar a manejar el dolor y a mantener el nivel de actividad.

La necrosis avascular es la muerte de tejido óseo a causa de la falta de irrigación sanguínea. También se la conoce como osteonecrosis, y puede producir pequeñas fracturas en el hueso y el colapso de este. El proceso suele durar de meses a años.

Si el hueso se fractura o si la articulación se disloca, el flujo sanguíneo a un segmento del hueso puede detenerse. La necrosis avascular también se asocia con el consumo prolongado de medicamentos esteroides en dosis altas y con la ingesta excesiva de alcohol.

Si bien cualquier persona puede sufrir esta afección, es más frecuente en las personas que tienen entre 30 y 50 años.

Una fractura de cadera puede ocasionar complicaciones mortales. Las personas de más de 65 años tienen mayor riesgo a causa de la debilidad de los huesos y el riesgo de caerse que aumenta con la edad.
 
Los síntomas incluyen la imposibilidad de moverse después de una caída y dolor intenso en las caderas o la ingle.
Una fractura de cadera casi siempre requiere cirugía y fisioterapia. Tomar las medidas necesarias para mantener la densidad ósea y evitar las caídas puede prevenir la fractura de cadera.

Un desgarro del rodete acetabular (labrum) de la cadera afecta al anillo de cartílago que se encuentra en el borde exterior del acetábulo de la articulación de la cadera. Además de amortiguar la articulación de la cadera, el rodete acetabular (labrum) actúa como un sello o junta de goma que ayuda a sujetar bien la cabeza del fémur (que se encuentra en su extremo superior) dentro del acetábulo de la cadera.

Los atletas que participan en deportes como tenis,  fútbol, fútbol americano, golf y ballet corren un mayor riesgo de desarrollar desgarros del rodete acetabular. Los problemas estructurales de la cadera también pueden producir un desgarro del rodete acetabular.

La tendinitis de cadera es una inflamación dolorosa del tendón de la cadera. Se caracteriza por causar dolor, sensibilidad e hinchazón cerca de la articulación afectada. Principalmente afecta a atletas que practican deportes de alta intensidad como correr, andar en bicicleta o nadar. Entre los síntomas más comunes se encuentran el dolor gradual en la cadera y la sensibilidad en el punto del tendón. El diagnóstico se realiza mediante un examen físico y posiblemente pruebas de imagen. El tratamiento se centra en reducir la inflamación y el dolor a través de reposo, terapia RICE, analgésicos y fisioterapia.

PATOLOGÍAS DE RODILLA

La artrosis de rodilla es una enfermedad degenerativa y de «desgaste» que se presenta con mayor frecuencia en personas de edad avanzada, pero que también puede ocurrir en personas más jóvenes debido a lesiones previas en la rodilla. El cartílago se desgasta gradualmente disminuyendo la protección de los huesos. 

La rodilla es una de las articulaciones del esqueleto humano en la que con más frecuencia se desarrolla artrosis.

La razón de la gran frecuencia de la artrosis de rodilla, en comparación con otras articulaciones del cuerpo, es por que la rodilla es una articulación «de carga», es decir, tiene que soportar el peso del cuerpo y de los objetos que transportamos, cuando permanecemos de pie o cuando nos desplazamos caminando, corriendo, subiendo o bajando escaleras.

La artrosis de rodilla, por lo general, se desarrolla lentamente y la progresión del dolor suele seguir la misma progresión, aunque puede cursar con descompensaciones espontáneas (artrosis primarias).

En ocasiones la artrosis es debida a lesiones previas de la rodilla tanto ligamentosas como meniscales o del cartílago, acelerando la aparición de los síntomas (artrosis secundarias).

Una fractura de rodilla es un hueso roto en la articulación de la rodilla o alrededor de esta. Esto puede involucrar la rótula (patela) o la tibia (hueso de la espinilla) o el fémur (hueso del muslo) donde se unen con la rodilla. 

La mayoría de las fracturas de rodilla son causadas por un golpe directo a la rodilla. Las caídas sobre las rodillas o los accidentes automovilísticos son causas comunes. Las contracciones musculares también pueden causar fracturas de rodilla en raras ocasiones.

El dolor extremo, la hinchazón (edema), los moretones (hematomas) y la incapacidad para mover la rodilla o caminar son síntomas comunes de las fracturas de rodilla.

Algunas fracturas de rodilla se pueden tratar con un yeso o un aparato ortopédico para mantener la rodilla en posición mientras sana. Las fracturas más graves requerirán cirugía y la colocación de placas, tornillos, bandas de tensión u otros dispositivos para estabilizar la rodilla mientras el hueso sana.

Los meniscos son dos estructuras fibrocartilaginosas situadas en la articulación de la rodilla entre el fémur y la tibia, uno interno o medial y otro externo o lateral. Presentan una forma de semiluna y su función es la de amortiguar y estabilizar la articulación de la rodilla permitiendo una mejor distribución de la carga. 

Los meniscos son importantes para la estabilidad y la funcionalidad de la articulación de la rodilla, y también absorben golpes y disminuyen el desgaste del cartílago. Cuando se rompen producen dolor en mayor o menor medida lateral y posterior, puede bloquearse total o parcialmente la rodilla, con limitación en gestos de torsión, flexión forzada entre otros…

El ligamento cruzado anterior es una estructura poderosa y resistente que se encuentra en el interior de la articulación de la rodilla. Tiene forma de cordón y su longitud es de 20-40 milímetros y su  anchura, de 7-12 milímetros. Esta estructura realiza una función primordial, estabilizar la rodilla, ya que es el elemento más importante en impedir el desplazamiento anterior de la tibia respecto al fémur.

Por ello, cuando el ligamento se rompe, la rodilla pierde mucha estabilidad y la persona afectada tiene dificultades para mantener la estabilidad, especialmente cuando tiene que girar o hacer desplazamientos laterales, y también para correr o saltar.

La rotura del ligamento cruzado anterior es una lesión bastante frecuente en el deporte y se considera grave porque suele necesitar tratamiento quirúrgico y un largo periodo de rehabilitación.

La tendinitis rotuliana es una lesión en el tendón que conecta la rótula con la tibia. El tendón rotuliano trabaja con los músculos de la parte frontal del muslo para extender la rodilla de modo que puedas patear, correr y saltar.

La tendinitis rotuliana, también conocida como “rodilla de saltador”, es más común en atletas cuyos deportes incluyen saltos frecuentes, como el baloncesto y el voleibol. Sin embargo, las personas que no practican deportes de salto pueden sufrir tendinitis rotuliana.

Para la mayoría de las personas, el tratamiento de la tendinitis rotuliana comienza con una terapia física para estirar y fortalecer los músculos alrededor de la rodilla.